La necesidad de renovar altos cargos judiciales y el incalificable nombramiento de una señora abiertamente comprometida con un partido político como Fiscal General del Estado ha vuelto a poner sobre la mesa el debate acerca de la independencia judicial. Acierta el PP, que tiene la llave en la mano, al plantear el asunto en el marco de una negociación amplia (“pacto global” en su terminología) que no reduzca su papel al intercambio de nombres. Corregiría así, por fin, lo queLee el resto…