Hubo hace poco una exposición en el museo Thyssen donde se exhibían varios siglos de arte dedicado al engaño, un buen puñado de cuadros en los que el placer consistía en otorgar dignidad artística a los juegos ópticos, al ilusionismo, al encantamiento de las sensaciones. Allí pudimos contemplar paredes fantasiosas, muros, ventanas, puertas, naturalezas muertas, hornacinas, armarios, flores … realidades imaginadas porque eran visiones de la fantasía, una suerte de pucherazo dado con los pinceles y el arte al sentidoLee el resto…