Parece que los humanos no tenemos suficiente con las desgracias diarias: tremendas catástrofes internacionales y, en el patio interior, las más grotescas y sonrojantes combinaciones de sucedidos. Insatisfechos, empero, buscamos nuevas tribulaciones. La de más amargo alcance es la referida al consumo de carne. Ya el pecado de la carne ha estado en el prontuario de las acciones a evitar si queríamos gozar la plenitud de la vida eterna. Pero se refería mayormente al deseo carnal, al ligado con laLee el resto…