Cada vez es mayor el número de personas que nos tratan de explicar que el “progresismo” es un camelo, un trampantojo, la artimaña a la que se le ven demasiado las intimidades como para caer en su trampa. Es más: quienes así nos previenen suelen añadir, con cierta perfidia, que quien invoca el progresismo para sus fechorías en puridad en lo que está pensando es en su cuenta corriente y en su plan de inversiones. De ello se seguiría queLee el resto…