Los juristas cultos saben que el invento del Tribunal Constitucional se debe a un austriaco llamado Hans Kelsen (Praga, 1881-Berkeley, 1973) de cuya pluma salieron obras notables, entre ellas, la “Teoría Pura del Derecho” (primera edición, 1935). Kelsen, cuya vida da para una novela, fue un gran profesor pero sobre todo fue una excelente persona. Tan buena que pensaba que en el mundo había algo puro y, encima, adjudicó ese hermoso adjetivo ¡al Derecho! ¡precisamente al Derecho! Se advertirá suLee el resto…