Los periódicos no se cansan de tratar de engatusar a sus lectores con regalos domingueros y ofertas extravagantes. Ya es anómalo que interese más un juego de cucharillas de café o un número para el sorteo de un viaje que las noticias del día razonadamente explicadas. Pero este es el zafio barro del que estamos hechos, la incultura e insensibilidad que padecemos, un producto no de la casualidad sino de una concienzuda (des) educación planificada por legisladores chirles. Contando conLee el resto…