En alguna ocasión estas soserías han destacado cómo, frente al idioma español empobrecido y deteriorado, hay un espacio en el que ocurre lo contrario pues en él se cultiva un lenguaje espléndido, imaginativo, pleno de expresividad: es el de los vinos, calificados como “fresco en boca”, “redondo y apto para maridajes variados”, “jugoso” “carnoso” “sabor de cerezas negras” o de “pimentón rojo” y así seguido. Es un gozo para quien gusta de la lengua y gusta de los vinos. EsLee el resto…