Cuando se despide a un trabajador es como si algo se rompiera en el equilibrio social porque el patrono comete un acto cruel y el empleado se llena de amargura. El despido emborrona la sociedad y lleva la angustia a las familias. Por eso, si hubiera justicia, nadie podría despedir más que a su primo cuando toma el tren o a su cuñada cuando va a las aguas a quitar o mermar mantecas. Estos sí son despidos civilizados porque hayLee el resto…