Josefina fue su musa, quien le transmitía la euforia de la vida y la jovialidad como la arquitecta que era de sus proyectos intelectuales más ambiciosos y de sus creaciones estéticas más cuajadas. Pero él tenía varias amantes encerradas en su cabeza guasona. Eran como tres diosas, no del Olimpo que queda muy lejos, sino del Naranco, más a mano, y se llamaban la Ironía, la Generosidad y la Sabiduría, todas ellas escritas con mayúsculas que, como saben los sabiosLee el resto…