Como sabemos que el dinero es capaz de “convertir cualquier mente en un volcán” según se canta en “El Barbero de Sevilla”, lo mejor es que el Derecho disponga de los más afinados instrumentos para que, cuando ese dinero es público, su uso se halle sometido a reglas estrictas que incluyan un control minucioso de su empleo. La historia de ese control es la parte más sustanciosa de la “lucha contra las inmunidades del poder”, en la expresión feliz queLee el resto…