La mortaja

¡Ay, la nostalgia! La nostalgia es prima hermana de la melancolía, de la tristeza vaga, del tósigo que se decía cuando nos dejaban hablar en español, algo que cae del cielo como cae una nube lacrimógena, esas que inundan los prados y lo visten de verdes brillantes, la nostalgia es en fin ¿para qué perdernos en florituras ni rimas? el dolor por lo que se nos ha ido pero sin embargo perseguimos con esperanza.

Eso es lo que nos ocurre, en estos días atribulados, con los siglos pasados, invocados no ha mucho tiempo por un prócer vasco: España – ha dicho el primate- debe volver a ser como lo fue en el siglo … no sé muy bien si dijo el XVII, el XVI, el XVIII, acaso porque ni él mismo acierta a precisarlo en su mente neblinosa y atascada de oscuridades.

La conclusión es clara: este siglo es un asquito y así no podemos seguir.

¿Qué dirían los asturianos Jovellanos, Argüelles, Martínez Marina o el conde de Toreno? Estas pobres antiguallas quisieron limpiar las legañas del pueblo español con el colirio de un discurso en el que invocaban las Cortes, la soberanía nacional, la división de poderes, los derechos individuales, la supresión de la tortura o de la Inquisición como los ingredientes indispensables para estrenar modales más apacibles y benévolos. 

Por defender esas ideas no se libraron de cárceles ni de exilios pero dieron por buenas tales adversidades: de lo que se trataba era de inaugurar un nuevo siglo, el XIX, que extendiera para los humanos la alfombra mullida de la dignidad y el decoro.  

Paparruchas … hoy lo que se lleva es volver a aquellos siglos en los que España era plurinacional ¡qué calentito se estaba en ella! ¡qué placeres se disfrutaban! ¡qué trato a las mujeres! ¡qué tristeza haber perdido aquel paraíso! ¡qué melancolía nos embarga!

Volver a los señoríos gobernados por nobles y obispos ¡qué hallazgo plurinacional! Derogar la obra de Cádiz ¡qué dicha plurinacional! Reinstarurar los gremios para trabajar de fontanero ¡qué gustirrinín plurinacional! Amortizar lo desamortizado ¡qué orgasmo plurinacional! Y así seguido …

Pues ¿y las guerras carlistas? Reinstaurarlas en su plenitud, deshacer el abrazo de Vergara, desempolvar boinas y fueros ¿no sería tocar con las manos el vuelo alegre de una nueva edad de esperanzas? ¿no sería mirar cara a cara, confiados, el brillo de la gloria y de los futurismos estelares?

Menos mal que las propuestas de ese vasco, custodio de todo lo bueno del pasado, es decir de todo lo levítico y troglodítico, han sido acogidas por el ministro del Gobierno progresista, plural, diverso, transversal, guay y feminista, como razonable y digna de ser estudiada.

Hay con todo enemigos que no saben advertir los símbolos y los gozosos enigmas que el progresismo atesora.

El aguafiestas que siempre llevo a mi lado es uno de ellos. Por eso se aleja de mí cabreado y proclamando altanero:

– Así, poco a poco, vamos tejiendo la mortaja de España.

Publicado en: Blog, Soserías
2 comentarios sobre “La mortaja
  1. Jose Pedro Sancho Martínez dice:

    A ese pobre analfabeto de su tierra, que lo que quiere es seguir chupando de la mamandurria concedida, en un pueblo que no se lo merece, pues muchos saben allí bien trabajar, menos él y sus compinches; en su cabeza no cabe e ignora lo que añora, e.g.: cuando el almirante tuerto, manco y cojo, vino a presentarse a Su Majestad habiendo vencido con doce barcos, en nombre de España, a una flota de más de 100, en Cartagena de Indias. Mencionando lo que no sabe quiere hoy despreciar una nación, España y un rey Felipe VI, en la que la democracia está establecida y nos regimos por una Constitución y unas Leyes. No merece vivir en nuestra tierra española. El y otro muchos despiadados podrían acostarse y permanecer sin intrigar gordos y acochados en sus «cunas nacionalistas», para no enredar con lo cuasi sagrado.

  2. Julio dice:

    Por favor funden ese partido para llegar a las elecciones de enero al menos en Madrid. Esto es insoportable.

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