Triunfa lo blando, lo inconsistente, lo gelatinoso y lo lenitivo, … hoy las pocas ideas que se escuchan son maleables, blanduchas, se cimbrean como dibujando un baile trivial, no hay en ellas forma ni color ni calidad sino matices indefinidos de lo grisáceo y lo esponjoso.
– ¿No existe entonces firmeza ni nociones sólidas? – me pregunta ese ingenuo que llevo siempre cerca.
– No, amigo, hoy se está abriendo camino la ternura y así, en lugar de enhebrar razonamientos, se lanzan besos, se agita la emotividad.
La sensiblería se adueña del panorama y la severidad se descarta. Ya no se lleva la gravedad del raciocinio, la entereza argumental, la solemnidad conceptual …
– ¿Quiere usted decir que triunfa el chisgarabís?
– Exacto, querido, es una buena palabra, tiene además la ventaja de que vale para el hombre y para la mujer.
Vence el chiquilicuatro / a, dueño del chisme que expande noticias y hace afirmaciones solo para indisponer a unas personas contra otras o para zaherir a un tercero ausente. Cuando se carece de caletre y de un discurso aquilatado, la salida es el enredo, el recurso a la patraña, el comadreo se hace soberano y desplaza a la razón, a los buenos decires y a la expresión depurada.
– Entendido, quiere usted decir que nos rodea lo elástico, lo flexible.
– Siempre que sea dañino y perjudicial para el adversario. En la publicidad comercial, al fabricante le está permitido alabar sin mesura su producto pero tiene prohibido descalificar el del competidor en el mercado: el de la Poca-cola dice que su bebida tiene burbujas adorables, que hace cosquillas sensuales, todo aquello que entienda apto para captar al cliente. Pero no puede proclamar, sin ser sancionado, que la Pili-cola produce varices o llagas en la boca.
Pues – continué ante la atención respetuosa de mi amigo- esto es lo que ocurre en el mercado electoral, nido de prejuicios, de utopías de cartón mojado, de argumentarios, de especies envenenadas.
Y añadí:
– No hay nociones, hay impresiones, ocurrencias, nieve de ayer, derretida y llena de barro.
Para concluir:
– Miopes a la hora de especular; delincuentes, forajidos, a la hora de actuar.
– ¿Quiere decir que hay un matrimonio entre el parlanchín o parlanchina de la nadería y el poco respeto al Código penal?
– Eso es lo que quiero decir: toda esta dulzura y flacidez nada sería si no estuviera aliada al ejercicio de la piratería que, en lugar de practicar el abordaje en alta mar, como hacen los piratas tradicionales y bien educados, se apropia de las ideas más rastreras que encuentra a mano y las convierte en eslóganes emponzoñados …
– Disparados además como dardos amenazantes.
– Veo que va usted comprendiendo.
– Así que tome nota: la Nada profunda aliada al crimen dan como resultado la gran estafa, el gran sablazo a la convivencia civilizada.
Me encanta. Voy a mandar el enlace a todo el que pueda