Escenas históricas XXIV: Desasosiego

«Venerada y amantísima Madre:

No sabe vuesa merced cuánto echo de menos a mi madre y a mi padre justamente ahora que me podían ser de tanto consuelo y ayuda. A veces pienso que la vida es injusta e incluso, vuesa merced me perdone, que el Señor es injusto porque se lleva a los padres en el momento en que los hijos más los necesitan. Cuando somos pequeños podemos ser cuidados por cualquiera porque da igual quién nos limpia después de hacer las necesidades, pero de mayor se precisa contar con el padre y con la madre, saber que se les puede consultar como a mí me gustaría hacerlo ahora.

Porque yo he vivido siempre en el santo temor de Dios que ellos y vuesa merced me inculcaron y eso hace que sea muy mirado con las acciones de los demás. Y por eso le escribo, porque yo creo que estoy en pecado, aunque don Millán dice que no, pero yo creo que sí, incluso a veces me pregunto si no estaré poseído por el demonio. (Jesús, ahuyenta de mí esta idea! me digo. Pero no puedo dejar de pensarlo porque sólo a una persona endemoniada puede pasarle lo que me pasa a mí. No debe alarmarse vuesa merced y pensar que soy yo autor de fechoría alguna, la Virgen Santísima y los santos Justo y Pastor me libren, pero sí que soy espectador y viendo y oyendo lo que yo veo y oigo me digo que es ya ofender a Dios o es un castigo que Dios me envía, aunque don Millán crea que no y a veces incluso me riña por lo que él llama «mis escrúpulos». Pero juro a vuesa merced que no son escrúpulos sino hechos y bien verdaderos que si hasta ahora no he comunicado a vuesa merced es por no importunar a vuesa merced que bien sé lo ocupada que se encuentra y porque confiaba en que don Millán me daría al cabo consuelo. Pero él, como es bueno, debe de creer que todo son figuraciones mías o lo que él llama «escrúpulos».

Vuesa merced juzgará si son escrúpulos de conciencia lo que le voy a contar que anoche cuando oía lo que estuve oyendo me dio tal vahído que debí de lanzar un grito y acudió la Arzobispa con perdón que así la llaman porque dicen que es hermana de un arzobispo muy santo y virtuoso que está en América (aunque a ratos porque a veces se le ha visto en Africa y aún en Asia) y pues andaba yo en promesa de vómitos me dio para calmarme un jarabe de palomillas, rábanos salados, granadas agrias y zumo de rosas porque decía que tenía una alferecía, como las que le daban a su señor marido, que está en la verdad. Si me calmé fue porque se durmieron y dejaron de hablar los del cuarto de al lado, la mujer del Ciprés y el Ciprés que le llaman así porque es de esos que se pirran por profanar tumbas por las noches, de esos que dicen que profanar tumbas es lo más distinguido del mundo y anoche el Ciprés le trajo a su mujer un zarcillo que debía de ser precioso porque ella soltó un (oh! enorme pero claro el zarcillo era de una que habían guindado los de la Suprema por achaque de brujería y que se había empeñado en llevar sus zarcillos al cadalso porque decía que se los había regalado un zahorí, el mejor zahorí del Perú y que se los llevaba al otro mundo para ofrecérselos a la Virgen de las Sagradas Espinas de la que era endevotada y el Ciprés que la vio enterrar con los zarcillos a ellos se fue no bien se hizo de noche. Fuera lástima que se encontrara a boca de sepulcro con el verdugo que iba a la misma diligencia y allí mismo pactaron, ante la carroña de aquella pecadora, quedarse cada uno con un zarcillo y no dar cuenta a nadie más. Todo esto se lo contaba por lo menudo a su mujer que se maravillaba de su ingenio y se interesaba por detalles acerca del estado de la ajusticiada y cuando el Ciprés empezó a contar que tenía la cara negra por causa del estrangulamiento mayormente y que al verdugo se le ocurrió retorcérsela para separarla del tronco y ponerla así, mas delicadamente, en sus manos fue cuando a mí me vino el vahído, debí de dar el grito y apareció la Arzobispa con el jarabe que más arriba he reseñado a vuesa merced.

Al vecino del cuarto de arriba le llaman el Vísceras porque trabaja en la mondonguería aunque parece realmente un conde por lo fino y estirado que va siempre aunque a juzgar por los regüeldos que le oigo despacha mal la digestión. Todos le quieren mucho porque reserva las mejores tripas y las mejores morcillas a los vecinos menos a mí que me mira mal porque sabe que yo lo sé o al menos lo sospecha.(Claro que lo sé! El Vísceras no es el Vísceras sino el Poca-ropa, condenado a ciento dos años de presidio y que se escapó del fijo de Ceuta con Matacinco que yo lo he oído contar a un ciego y un día vino a verle una mujer confitada en afeites que debe de ser el pendón de algún compañero de aquel establecimiento de Africa para interesarse por el penado y se aficionaron el uno al otro, vuesa merced perdone, de forma que ahora es raro el día que no se ven y lo que hacen se les oye cabalmente: todas las tardes un poco antes de que se oigan las campanas para la misa de las cuatro en san Timoteo ofenden a Dios y lo ofenden entre gritos y espasmos que asustan porque parece que se van a morir; es cuando terminan que él le cuenta su encumbrado linaje pues a su padre lo pregonaron ha años en Valladolid pero consiguió huir a Italia donde, como es persona según su hijo encendida en codicia, está establecido muy bien como salteador del camino que va de Génova a Florencia y al parecer nadie asalta las diligencias como él, que ha hecho escuela y tiene ya discípulos entre los salteadores italianos que le respetan y le piden lecciones y otro día le dijo que él se inició manoseando faltriqueras para graduarse robando las joyas de la imagen del Amantísimo Corazón de Jesús que hay en su pueblo y para san José hará un mes le contó cómo alcanzó el título de doctor, es decir, cómo le echaron los cientos dos años de presidio y de ahí que yo lo sepa y no fue precisamente por ir a la santa misa sino por haber descalabrado a pedradas y después cortado sus partes, vuesa merced perdone pero este y no otro era su delito, a media docena de devotos padres predicadores por robarles unos dineros que ellos llevaban en custodia para hacer entrega en la santa basílica de Toro y que era un dinero sagrado pues estaba destinado a pagar la construcción de dos hermosas sepulturas destinadas a un piadoso y noble matrimonio muerto en loor de santidad. No podrá vuesa merced creer que don Millán, a quien he contado todo esto en el tribunal de la penitencia, me ha dicho que, para impresionar a las mujeres, los hombres son muy proclives a las exageraciones y eso es de lo que adolece el Vísceras pero que él sabe por un oidor de la Chancillería de Valladolid, que es medio primo suyo, que el Poca-ropa se cayó intentando cruzar el desfiladero de Pancorbo y la escasa masa encefálica de que disponía quedó adherida a una roca hasta que unos hermosos cuervos que poblaban aquellos montes dieron cuenta de ella.

Esta mañana han venido unos individuos de la Santa Hermandad, han organizado un gran bullicio y se han llevado prendidos al Ojitos, a su mujer que le dicen la Ballena por sus hechuras y dos hijos creciditos, todos ellos de Lucena y como muchos de aquel lugar contrabandistas que es de lo que les acusa la Santa Hermandad pues al parecer se han hecho sospechosos de traer cargas de materias combustibles a Madrid para quemar a esta coronada Villa, si serán brutos. No podrá creer vuesa merced que se marchaban tan contentos y como risueños y medrados al menos la mujer que se alejó cantando «er cuerpo me güele a plomo/y er corazón a puñales/y la sangre está en mis benas/rabiando porque no sale».

Esto último es lo que me ha determinado a escribir a vuesa merced y recabar consejo porque yo creo que el Señor me envía un castigo por algo que yo quizás he hecho en algún momento de mi vida porque de otra manera no se entiende que yo haya llegado a rodearme de gente tan indeseable. Vuesa merced me dirá con su alto y santo criterio que es lo que opina y, por último, hago llegar a vuesa merced el ruego de que sepa perdonar vuesa merced que dé este tratamiento a la abadesa de las bernardas recoletas pero para mí vuesa merced será siempre mi querida tía a la que, a la espera de consuelo, besa con cariño de hijo, suyo Hermógenes Cristobal».

 

Publicado en: Blog, Soserías

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