Figuras y figurones

Es gracioso o al menos chocante entrar en un comercio y encontrar a un señor, de esos que la televisión ha convertido en populares, reproducido en cartón de la misma forma que se reproduce en piedra al rey Sisebuto o a la dama de Elche.Se rinde así homenaje (mercantil pero homenaje al cabo) a quienes ostentan el inequívoco mérito de llevar semanas y semanas,a veces años y, en los casos más crueles, hasta lustros presentando un concurso sin sonrojarse ni una sola vez y sin que la vergüenza logre abatir sus caras;antes al contrario: confiados y juguetones. Como esto tiene su mérito, los fabricantes,los comerciantes, los abaceros o quienes sean aprovechan sus figuras,les visten de frac,les colocan un microondas o una freidora de patatas en la mano y una sonrisa en el rostro y, así acicalados, los instalan a la puerta de su local o boliche. Se logra tal perfección en la recreación del personaje que el visitante poco avisado o algo présbita sufre en más de una ocasión una suerte de sobresalto al creerse en la real presencia del mismísimo ídolo, al que tenía por lejano e inaccesible.Yo he visto a una señora ruborizada detenerse al pasar por delante de una de estas figuras y balbucear con climatérica timidez:

-Buenas tardes,don Joaquín…

Todos al fin reparamos en el sujeto.Incluso aquellos cuya altivez les lleva a creerse alejados de los ganchos engañosos de la publicidad se fijan en la acartonada figura, que se adhiere así a los pliegues de la subconsciencia para desprenderse de ella el día en que efectivamente se compra la freidora o el microondas recomendados por el atildado figurón televisivo.

Precisamente por eso,porque el señuelo publicitario funciona es por lo que me atrevo a proponer su aplicación a otros ámbitos de la variada y proteica oferta mercantil.En las tiendas de discos ya hemos podido toparnos con un Mozart de cuerpo entero enfundado en casaca,valones y medias de cuadrillo ofreciendo la colección completa en compacto de sus óperas y con la hermosa cabeza de Wagner, tocada con gorra romántica, ponderándonos la superior belleza del holandés errante, acrecentada por un descuento especial;podríamos poner a nuestro Falla punteando estrofas de amor a la guitarra.

Pues bien,es preciso llevar esta experiencia al mundo de los libros.Ya hemos visto a un eximio y justamente laureado escritor español encomiando las excelencias de una determinada colección de autores clásicos.Se trataría a partir de este ensayo de echar imaginación al asunto y crear nuevos reclamos. No sería difícil esculpir en cartón a un señor viejecito con la barba blanca crecida de unos dias y una boina que sería don Pío Baroja recomendando al personal comprar la vida de don Eugenio de Aviraneta o el mayorazgo de Labraz.Con un par de figuras mancas podríamos fácilmente confeccionar al mismísimo Cervantes si le ponemos la gola o a don Ramón María del Valle-Inclán si le colocamos unas largas barbas y unos quevedos. Llevarían en su mano supérstite un ejemplar de los trabajos de Persiles y Segismunda o del Tirano Banderas con el precio,el aumento del IVA y el descuento por comprarlo junto al ejemplar que nos sugiere otra figura acartonada de lentes y barbita que encarecería la compra de la Regenta.Haría también un magnífico papel don Juan Valera, por el aspecto de estatua clásica que logró componer en su vejez con aquella su cabellera incólume como matorral de ideas, y le veríamos promocionando una oferta especial de Pepita Jímenez con un descuento importante si al propio tiempo el comprador se lleva el comendador Mendoza,que se ha leido menos.Un señor grueso vistiendo el hábito agustino nos haría un guiño para que obsequiáramos la perfecta casada el dia de san Valentín a nuestra defectuosa compañera y una monja guapa e impulsiva, con la palidez de quien acaba de resucitar, nos señalaría el camino de perfección.Con los autores políticos,el asunto estaría tirado:don Carlos Marx,las barbas al viento de sus profecías y sus obras a precios de liquidación; Voltaire, el garabato de su cuerpo bajo un rayo anatematizador y tantos otros.

Visitar una libreria sería así,más que nunca,como pasear por la gran galería de la imaginación.Y don Juan Valera es mejor que Chimo Prat.

Publicado en: Soserías
Un comentario sobre “Figuras y figurones
  1. -Sabes una cosa yo en éstos momentos no tengo a ninguna persona en el mundo a la que admirar y eso me pone triste.
    -Bueno a mi eso no me preocupa, porque el mundo de los humanos es imperfecto y claro el que no falla en esto falla en lo otro……
    -¿No tiene líder político al que admirar?.
    -Bueno me gusta Sosa Wagner.
    -Para mí es el mejor Eurodiputado del Parlamento Europeo.
    -Pues para mí también.
    -Ves como siempre hay alguien en quien confiar y admirar….
    -Es verdad Gracias amigo.

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